Se enciende la polémica otra vez entre Netflix y las iglesias cristianas, puesto que una serie de la cadena de streaming transmite una serie sobre como un pastor y su familia están envueltos en distintos crímenes.
El reclamo lo hizo la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de Argentina (ACIERA), quienes acusan a la producción televisiva “El Reino” de promover estereotipos como la ambición o el amor al dinero con “fines de segregar, marcar en listas y señalar como peligrosos y fundamentalistas a sus fieles y que se debiliten y desaparezcan».
«A los que antes se los atacaba diciendo que eran sectas, ahora se los trata de encasillar en ‘seguidores de Bolsonaro’, ‘reaccionarios de derecha’, agentes del mal contra los ideales que promueve el colectivo que la guionista representa», dijo ACIERA en un comunicado de prensa.
Dicha historia narra la vida del “pastor” Emilio Vázquez Pena, y como su vida y su entorno se sacuden cuando el candidato a presidente de la república sufre un atentado, ya que sin el afectado Vázquez podría ser el próximo presidente de la nación; allí el pastor se encarga de descifrar el crimen y los culpables mientras que están en el ojo público por su lujosa iglesia familiar.
«No es que la narradora lo hace por mero desconocimiento de dichas comunidades; pareciera ser que el objetivo sería buscar destruir la trayectoria y el testimonio que con mucho esfuerzo han logrado alcanzar socialmente dichas iglesias a través de tantos años», dijo la alianza cristiana.
Según el analista político y escritor César Vidal, esta serie está diseñada para “presentar una imagen siniestra de los evangélicos cuya génesis arraiga en el Congreso LGTBI celebrado en Colombia en 2019. En este Congreso se valoró que había que terminar con el único obstáculo que existe en Latinoamérica ante la ideología de género que son las iglesias evangélicas”.
“Algo que se decidió no realizar con la Iglesia católica, ya que no existe oposición real al movimiento de la agenda globalista de su jerarquía en América Latina”, añadió.
Dicho ataque hecho a través de este tipo de contenido intenta “demoler y resquebrajar a las iglesias dividiéndolas con teologías liberales en toda Latinoamérica», y en especial en Argentina, que es de donde proviene.
ACIERA dice que el “el crear este producto aunque sea de ficción, desde la base del odio, para generar rechazo social a un colectivo religioso, es un acto que no realza la belleza de una profesión que se debería caracterizar por la transparencia y pureza intelectual y creativa y no por usar la actuación para denostar y fogonear el rechazo social a quienes piensan distinto a quien produce esa obra».
Por parte de la creadora de la serie, Claudia Piñeiro, las opiniones y manifestaciones feministas liberales que apoyan el aborto, la igualdad de género y toda lo que incluye la agenda LGBT, obviamente, contraria a la fe cristiana, salieron en su defensa defendiendo la idea de que es una obra de ficción y que no deben reprobar ningún intento de tal “obra artística”.