Es curioso como en la mayoría de las familias existen temas y aspectos que nunca se conversan y siempre se evaden. Estos asuntos son como “elefantes”. Imagina por un momento que estás en la sala de tu hogar con tu familia y justo en el centro se encuentre un enorme elefante, cada uno de los miembros se da cuenta de que está allí. Lo ven, lo sienten, pero nadie menciona su presencia, te suena de locos ¿no es cierto?

De forma similar resulta en un gran porcentaje de familias, en las que los temas difíciles de comunicar se pasan por alto, aunque estos sean tan notorios como un elefante en su sala.

Madelaine y Jhon son una pareja de esposos, los cuales tienen tres hijos, Carla, Samantha y Diego, todos cursan la preparatoria. Hace unos años, la familia perdió a su hijo menor en un accidente de tránsito. Fue una experiencia devastadora para todos, especialmente para Madelaine y Jhon. La pérdida de su hijo de cinco años significó una lesión tan grave que poco a poco, por no saber lidiar con la situación, acabó con su matrimonio. Ellos permanecían casados y bajo el mismo techo, pero solo por sus otros hijos, además dormían en habitaciones separadas cada noche.

Luego del incidente, la familia seguía reuniéndose para cenar y compartir, pero aunque estaban presentes en físico, sus corazones estaban en otro lugar. No estaba permitido hablar de lo ocurrido ni mencionar el nombre del niño.

«Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres«. Juan 8:31

No sé si esta historia se parezca a la tuya. Para esta familia, era muy evidente que algo andaba mal, los jóvenes sabían que sus padres no estaban bien, sabían que la familia estaba distanciada; Madelaine sabía que alguna de sus hijas estaba sexualmente activa pero se había tomado la decisión de evadir cada situación… esos elefantes permanecían escondidos, aunque todos los veían.

El final de esta historia es muy triste, ya que la familia se distanció aún más y cada uno tomó su camino, solo por permitir que los elefantes tomaran dominio de su hogar.

¿Cuál es el elefante o los elefantes que están en medio de tu familia?

No existe algo que lastime y deteriore más a una familia que evadir los problemas y guardar secretos. El enemigo acostumbra obrar en lo oculto, aprovecha estas situaciones para tener cautivas a las personas, causar aislamiento y rupturas.

Probablemente como autoridad en tu hogar, has estado evadiendo situaciones que requieren conversaciones importantes, y no has tenido la valentía de hablarlo y sacarlo a la luz. Puede que sea tu matrimonio, alguna pérdida, alguna discapacidad de un hijo, algún secreto familiar, tu situación financiera, la vida sexual de tus hijos, etc. Necesitas armarte de valor y pedirle a Dios que te de la capacidad para hablarlo y sacarlo a la luz, porque sino esto destruirá tu hogar sin lugar a dudas.

Dios desea que tengas una familia unida, maravillosa, que le ame y le sirva hasta el final de sus días, es tu responsabilidad cuidar de ella.
20 de noviembre de 2025
La gratitud en la Biblia se refiere tanto a la cima de la montaña iluminada por el sol como al valle profundo y oscuro. No esperamos a que nuestra fe sea tan fuerte que la gratitud se desborde. Practicamos la gratitud porque es parte de cómo fijamos nuestra mirada en Dios y cultivamos la fe en Él. La gratitud contrarresta la presión constante de la preocupación, el miedo y la ansiedad. Los Salmos resultan especialmente útiles para comprender la gratitud como un arma contra la angustia. Debido a su carácter poético, a veces imaginamos que fueron compuestos en la tranquilidad de una cabaña en el bosque. Sin embargo, los salmistas escribieron muchos de sus versos en medio del peligro, las pruebas y el sufrimiento. David compuso varios salmos mientras estaba en el desierto, huyendo y escondiéndose de sus enemigos, abandonado, traicionado, hambriento, sediento y cansado. Los Salmos en el desierto se forjaron en la adversidad, no en un retiro espiritual. Cuando la vida de David se llena de preocupaciones, al mirar a su alrededor, alza la vista con gratitud. A continuación, se presentan tres de las muchas maneras en que podemos imitar la actitud de gratitud de David: Podemos ser… 1. Agradecidos de que Él es fiel (105:1-6) Una de las maneras en que David da gracias es recordando las obras de Dios. Rememora la fidelidad divina. Esto le ayuda a saber que Dios puede y lo librará de nuevo. Puede afrontar el presente y el futuro porque agradece la provisión, el poder y la presencia de Dios en el pasado. 2. Agradecidos de que Él escucha (28:6-7) David a veces le da gracias a Dios por escuchar sus oraciones y sus súplicas. Pase lo que pase, David agradece que Dios nos preste atención. Podemos llevarle a Dios las cargas de nuestro corazón y Él nos escucha con el amor de un Padre perfecto. El dolor de David no pasa desapercibido y sus súplicas no caen en saco roto, y las tuyas tampoco. El Dios del universo, nuestro Padre, te escucha y está contigo. 3. Agradecidos de que Él tenga un plan para nuestras vidas (52) David ora con gratitud, esperando la acción de Dios. Da gracias de antemano por lo que Dios está haciendo y hará. Confía en que, como Dios lo ama, está de su lado, tiene buenos planes para él y está obrando en su vida, Dios le proveerá, lo protegerá y lo librará. David da gracias mientras ora por lo que Dios hará, y luego descansa en Él. Cuando David huye de sus enemigos y busca la liberación de Dios, le pide ayuda y le da gracias de antemano por la ayuda que recibirá en el camino (Salmo 52:5, 8-9). Que cada día sea una oportunidad para descubrir la presencia de Dios. Tu vida está llena de bendiciones, aunque parezcan pequeñas, y al reconocerlas y dar gracias, nuestra perspectiva cambia. Como una bola de nieve, las pequeñas bendiciones se convierten en mayores y nuestra fe en Dios crece. Cuando veas los dones de Dios o experimentes su gracia, da gracias.
19 de noviembre de 2025
En 1 Samuel 8 aprendemos que nuestros deseos deben someterse a la Palabra de Dios, en lugar de oponerse a ella. Desear lo que Dios no nos ha dado puede ser peligroso, y exigir lo que Dios retiene o prohíbe es un camino seguro al desastre. Antes de 1 Samuel 8, Dios era el rey de Israel. Esto los distinguía de las naciones vecinas gobernadas por poderosos reyes terrenales. Si Israel seguía únicamente a Dios como su rey, prosperaría y florecería. Pero Israel se cansó de los planes de Dios. Querían ser gobernados por un rey visible y humano. En lugar de vivir por fe en Dios, un rey terrenal les permitiría vivir por lo que veían. A medida que Israel se volvía codicioso y envidioso de otras naciones, el descontento con lo que Dios les había dado creció exponencialmente. Se preguntaban si Dios velaba por ellos o si les negaba algo bueno. La gratitud se apagó mientras que el murmullo se extendía. Finalmente, exigieron un rey (8:5). No solo se dejaron llevar por las costumbres del mundo en lugar de por las de Dios, sino que pusieron algo o a alguien en el lugar de Dios. Esa es la definición misma de idolatría. Buscan en un rey terrenal la realización de lo que solo su Rey celestial puede hacer. Dejaron de buscar a Dios y, en cambio, recurrieron a los seres humanos. Para colmo, Samuel vuelve a advertir a Israel que esto no funcionará como esperan (véase 8:10-18). Los ídolos nunca funcionan. Israel cree que esto les dará más poder y menos temor a otras naciones, pero termina por privarlos de su libertad. Piensan que un rey les brindará seguridad, y esto los lleva a una completa inseguridad e inestabilidad. Aunque claman por un rey, pronto clamarán a causa de su propio rey (8:18). La idolatría siempre funciona así. El brillo de ese objeto reluciente termina siendo un anzuelo que nos atrapa. Aquello que creemos que nos libera, nos esclaviza. Ahora nos causa estrés, miedo y ansiedad al desmoronarse y caer. Cuando ponemos algo o a alguien en el lugar de Dios, nunca cumple con lo que promete. Si no se controla, el aumento de la ingratitud permite que la idolatría se instale. Ya no solo deseamos que las cosas fueran diferentes, sino que el deseo se transforma en exigencia. Una exigencia pecaminosa (idolatría) es algo por lo que pecamos al obtenerlo o al no obtenerlo. En lugar de presentar nuestros deseos a Dios con la esperanza de recibirlos en su tiempo y según su plan, los perseguimos aparte de Él. Estas señales y síntomas de creciente ingratitud e idolatría deberían alarmarnos. Ninguna de estas cosas puede darnos lo que creemos. El descontento solo aumentará a menos que se combata con gratitud, confianza y descanso en Dios. Reflexiona sobre dónde te sientes tentado a la envidia, los celos y la idolatría. ¿Qué pasos debes dar para evitar caer en su trampa? ¿Qué mentiras crees y con qué promesas y verdades necesitas combatirlas?
18 de noviembre de 2025
Tengo una hija maravillosa de tres años. Dice cosas graciosas, dulces y también respondonas. Parece que cada semana aprende nuevas habilidades, frases y comportamientos. Algunas palabras le salieron de forma natural: «mío», «ahora» y «quiero». Otras requirieron más práctica. Palabras como «por favor» y «gracias» necesitan ser alentadas y reforzadas. Esta es la naturaleza humana (en su estado más vulnerable). Los adultos caen presa igual que los niños. Nos sentimos con derecho a todo y damos órdenes. Nadie tiene que enseñarnos a murmurar o criticar; nos sale natural. Nos ruge el estómago cuando tenemos hambre y nos duele el corazón cuando nos decepcionamos. Inculcar la gratitud requiere esfuerzo. Mi hija necesita que le recuerden decir «Gracias», y yo también. Necesitamos luchar contra los deseos egoístas que llevamos dentro y contra la forma en que se manifiestan a través de nuestras palabras y acciones. El Salmo 33 nos invita a expresar gratitud. El salmista nos dice que la alabanza y la acción de gracias son propias del pueblo de Dios. Dar gracias al Señor es justo por quién es Él y por lo que ha hecho. La alabanza tiene sentido porque Dios es fiel, justo, recto y amoroso (33:4-5). El Salmo 33 nos da la razón para dar gracias al mostrarnos otro panorama de la historia de Dios, desde la creación (33:4-9) hasta la providencia divina en el surgimiento y la caída de los reinos (33:10-19). El Salmo comunica la gloria de Dios como una invitación a alabarlo y darle gracias. Es un llamado a la adoración, impulsado por nuestra fe en Dios. Si crees que Dios es Creador y Rey de todas las cosas, y si crees que es tu ayuda y escudo, estas profundas verdades deberían conducir a la gratitud y la confianza. El agradecimiento puede comenzar como algo interno, un sentimiento de gratitud, pero debe fluir desde adentro hacia afuera al dar gracias. Cuanto más vemos a Dios y notamos su obra, más motivos tenemos para agradecer. Cada día hay misericordias y bendiciones que alimentan un nuevo canto de gratitud. Ver a Dios debería llevarnos a adorarlo con gratitud. Hay muchas maneras de hacerlo: cantando, orando, dando testimonio, contando historias, conversando y escribiendo, entre otras. Estas diversas maneras de expresar gratitud no solo permiten que aflore, sino que también ayudan a cultivarla donde falta. Así como mi hija aprende el valor de la gratitud y crece en ella al decir "Gracias", nosotros también entrenamos nuestra boca y nuestro corazón para expresar nuestra gratitud con palabras. Las palabras no solo dan forma a lo que sentimos, sino que a veces, al escribirlas o decirlas, intensifican ese sentimiento. Elegir dar las gracias nos lleva a reflexionar sobre aquello por lo que estamos agradecidos, lo cual aumenta nuestra gratitud. Empieza hoy mismo. Busca maneras de agradecerle a Dios. Luego, comparte con los demás por qué estás agradecido. No te conformes con una vaga sensación de gratitud. Aliméntala enfocándote en razones específicas por las que estás agradecido y dando gracias a Dios.
17 de noviembre de 2025
En la carta a los Romanos, Pablo describe dos caminos que podemos recorrer: la gratitud o la ingratitud. Seremos personas que dan gracias o que se quejan. No son destinos, sino caminos que dirigen nuestros pasos hacia Dios o que nos alejan de Él. Romanos 1 caracteriza a la persona alejada de Dios por su ingratitud, olvido, idolatría (adoración falsa) y desobediencia, mientras que Pablo describe a la persona piadosa por su gratitud, memoria, adoración y obediencia. Romanos 12 profundiza en la rica teología de los capítulos 1-11 y nos enseña cómo debemos vivir a la luz de la gracia salvadora de Dios. Al analizar Romanos 12 con mayor detenimiento, vemos cómo Pablo retoma el lenguaje de Romanos 1:18-23 y contrasta a los seguidores de Dios (Rom. 12) con quienes lo rechazan (Rom. 1). La gratitud es fundamental en esta comparación. La gratitud conduce a glorificar a Dios y a crecer en piedad, mientras que la ingratitud genera ignorancia de Dios e idolatría. En toda la Biblia, ignorar a Dios por ingratitud se relaciona con la idolatría, que ocurre cuando las personas se alejan de Dios y siguen a dioses falsos. Ser ingrato con Dios y olvidarse de Él es una necedad, y un necio bíblico siempre sigue a un dios falso. La falta de gratitud, al ignorar a Dios, refleja un corazón ensombrecido y nos sume en una mayor oscuridad. Una vida de ingratitud indica que ignoramos o rechazamos el conocimiento de Dios. Los corazones llenos de quejas, críticas, lamentos e ingratitud no rebosan de gozo agradecido en Dios ni en el evangelio. Cuanto más tiempo transitamos por el camino de la ingratitud, más nos alejamos de Él. Si Romanos 1 nos presenta al necio que camina en la ingratitud y se aleja de Dios, Romanos 12 nos ayuda a ver cómo los seguidores de Dios eligen la gratitud como una vía de adoración y un camino hacia la obediencia. El lenguaje que Pablo emplea en el capítulo 12 al hablar de ser un sacrificio vivo es un acto de gratitud. Se basa en la ofrenda de acción de gracias, o sacrificio, de la vida religiosa y el culto de Israel (Levítico 7:11-16). La ofrenda de acción de gracias del Antiguo Testamento se transforma en un sacrificio vivo en el Nuevo Testamento. Ya no ofrecemos animales, granos ni especias. Nos ofrecemos a nosotros mismos. Nuestra ofrenda no es algo muerto, sino algo vivo. No es algo ajeno a nosotros; somos nosotros mismos. Expresamos nuestra adoración mediante una vida de acción de gracias, que incluye la obediencia a Dios y el gozo en Él. Hay dos maneras de vivir: con gratitud o con ingratitud. La que elijamos nos acercará o nos alejará de Dios. ¿Qué has recibido de Dios? ¿Qué bendiciones te ha dado? ¿En qué situaciones te ha demostrado bondad, misericordia, gracia, amor y fidelidad? ¿En qué pruebas y luchas te ha ayudado a superar? ¿Qué te ha enseñado Dios acerca de quién es Él o de quién eres tú en Cristo?
14 de noviembre de 2025
Un incendio sorprendió este martes al complejo del Templo Yongqing, uno de los sitios más emblemáticos de la región. El fuego se originó en un pabellón del recinto y rápidamente consumió parte de la estructura, provocando daños significativos pero sin dejar víctimas. Las primeras investigaciones apuntan a que el siniestro pudo haberse iniciado por el uso inadecuado de incienso o velas por un visitante. Aunque el templo tiene más de 1,500 años de historia, la sección afectada era una reconstrucción moderna dentro del complejo. El lugar permanecerá cerrado de manera temporal mientras avanzan los trabajos de evaluación y restauración.
14 de noviembre de 2025
Después de haber recibido la gracia, cambia nuestra forma de ver a los demás. En lugar de ver a la gente como enemigos, podemos verlos como personas necesitadas de gracia. En lugar de exigir perfección a los que nos rodean, podemos amarlos a través de sus fracasos e imperfecciones. En lugar de pensar que somos mejores que los demás, podemos darnos cuenta de que la única diferencia entre nosotros y ellos es la gracia de Dios. No podemos quedarnos callados ante la gracia de Dios. Estamos rodeados de personas que buscan el amor, la esperanza, la alegría y la paz en todo menos en Jesús. Charles Spurgeon, conocido como "el príncipe de los predicadores" dijo una vez: "El Gran Médico [Dios] te ha confiado la medicina que cura a los enfermos. Los veis morir a vuestro alrededor, pero nunca habláis del remedio". La verdad es que el mundo que nos rodea se muere sin Jesús. Puesto que hemos sido reconciliados con Dios a través de Jesús, sabemos dónde se encuentra la salvación. Dios nos ha dado el mensaje de la salvación y a nosotros nos toca decírselo a los demás. 'Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación’ (2 Corintios 5:18). El Evangelio es la mejor noticia que nadie oirá jamás. Es el mensaje de Dios para el mundo y nos lo ha confiado a nosotros, sus hijos. Tu compañero de trabajo necesita oír este mensaje. Tu vecino necesita oír este mensaje. Tu compañero de clase necesita oír este mensaje. Tu familia necesita escuchar este mensaje. Todo el mundo necesita escuchar este mensaje. Comienza compartiendo tu historia de gracia. ¿Cómo pasaste de estar perdido a ser encontrado? Hablar de tu fe en Jesús puede dar miedo. Pero vale la pena. Jesús soportó insultos, burlas, críticas, rechazo y mucho más, por nosotros. ¿Estás dispuesto a soportar lo mismo por Él? Pídele a Dios que te dé denuedo. Pídele que te ayude a ver a la gente y a escuchar sus historias. Compartir tu fe consiste en escuchar y amar como Jesús más que en decir todas las cosas correctas. La mayoría de la gente no conoce a Jesús porque nadie les ha mostrado o hablado de la gracia de Dios. Hoy es el día en que todo eso puede cambiar. Descarga nuestra formación sin costo sobre evangelización en pulse.org/makejesusknown Próximos pasos Cada uno de nosotros tiene una historia. Una historia de cómo hemos sido tocados por la gracia de Dios. El mundo necesita escuchar nuestras historias. Por eso, durante los próximos tres años, Pulse Evangelism se adentrará en el mundo para captar miles de historias de gracia. La gente necesita oír el mensaje que nos ha cambiado: la gracia de Dios es para todos. Nadie queda fuera. Nadie está demasiado perdido. Cualquiera que esté perdido puede llegar a ser encontrado. La gracia es el único camino a casa. Queremos que formes parte de este movimiento mundial. Míralo en http://anthem.org/youversion. Y comparta tu historia.
13 de noviembre de 2025
La gracia es para todos. Tanto si sigues todas las reglas, como si tus errores te han llevado a la cárcel. Tanto si eres adicto a las compras, como si eres adicto a las drogas. Tanto si tu familia te quiere, como si todos en tu vida te han abandonado. Tanto si crees que se la mereces, como si piensas que has fallado demasiadas veces, la gracia es para TI. La gracia no es para tu vida perfecta, arreglada y limpia. La gracia es para los que han vuelto a fracasar y para los que dicen: 'Nadie podría amarme, estoy demasiado lejos de Dios.' ¡La gracia es para ti! S. Juan 8 narra la historia de una mujer sorprendida en el acto de adulterio. Los líderes religiosos de la época encontraron a una mujer que se acostaba con un hombre que no era su marido. La ley exigía que el castigo por adulterio fuera la muerte. Jesús estaba enseñando en los atrios del templo cuando los líderes llevaron a esta mujer ante Él. Podemos imaginar la vergüenza, el bochorno y el miedo que sintió esta mujer al ser arrojada ante Jesús. Acusaciones resonando en sus oídos. La condena rodeándola. Ella sabía lo que había hecho. Sabía que había metido la pata. Mientras la multitud sostenía piedras en sus manos, las palabras que salieron de la boca de Jesús les conmocionaron: 'El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.’ (8:7). Y uno a uno todos fueron soltando sus piedras hasta que sólo quedaron Jesús y la mujer. No le gritó, ni se burló de ella, ni la juzgó. En lugar de eso, Jesús se metió en su lío, en su quebrantamiento, y le dijo que no la condenaba, y la invitó a vivir una vida diferente (8:10-11). Jesús ofreció a esta mujer lo que más necesitaba, pero lo que menos esperaba: la gracia. Él no tuvo miedo de meterse en su lío. No la hizo ir a limpiarse antes de hablar con ella. Vino a ella tal como era y le ofreció la gracia que no sólo salvó su vida, sino que la cambió. A la gracia no le asusta el desorden. Jesús nos invita a acudir a Él sean cuales sean nuestros pecados porque su gracia nos limpia y nos lleva a casa.
12 de noviembre de 2025
las auroras boreales fueron visibles desde varios estados, incluso en zonas del sur como Texas, Alabama y Carolina del Norte . Este fenómeno se debió a una poderosa tormenta geomagnética causada por una explosión solar que envió partículas cargadas hacia la Tierra; al chocar con la atmósfera, produjeron esos destellos verdes, rosados y violetas que iluminaron gran parte del país. Un recordatorio de lo asombrosa que puede ser la naturaleza cuando el cielo decide brillar.
12 de noviembre de 2025
Ningún regalo puede compararse con el don que Dios ha dado a toda la creación: la gracia. La gracia es el favor inmerecido, o no merecido, de Dios. La gracia es esencial para quién es Dios. Es el don gratuito de la salvación disponible para todos. 'Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe’ (Efesios 2:8-9). En palabras del evangelista Billy Graham: "La gracia de Dios, sencillamente, es la misericordia y la bondad de Dios hacia nosotros". La gracia no tiene nada que ver con nosotros y todo que ver con Dios. Él la suministra y nosotros la recibimos. En nuestro mundo nos enseñan que tenemos que ganarnos, trabajar y merecer lo que sea que queramos. Por eso nos esclavizamos en nuestros trabajos, estudiamos toda la noche, ocultamos nuestras debilidades y nos probamos ante los que nos rodean. Sentimos que tenemos que ganarnos y ser merecedores del objetivo que perseguimos. La gracia de Dios es lo contrario. El cristianismo es la única religión que no dice "hacer", sino "hecho". Podríamos trabajar durante el resto de nuestras vidas y tratar de ser lo suficientemente perfectos para ganarnos el favor de Dios, pero nunca seríamos lo suficientemente buenos. Jesús vino y vivió la vida perfecta en nuestro lugar y murió la muerte que cada uno de nosotros merece. Su sacrificio en la cruz invita a cualquiera que ponga su confianza en su obra a quedar bien con Dios. Podemos dejar de intentar ganarnos la aceptación y el amor de Dios, y podemos descansar en la obra que Jesús hizo para asegurárnoslo. ¡Eso es la gracia! Una vez que hemos experimentado la gracia de Dios, cambia nuestra forma de vivir. La gracia no requiere nuestros esfuerzos para recibirla, pero nos capacita para decir no al pecado y vivir una vida piadosa (Tito 2:11-13). La gracia también nos capacita para hacer buenas obras: 'Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra‘ (2 Corintios 9:8). Jesús nos salva. Su gracia nos cambia y nos libera como ninguna otra cosa puede hacerlo.
11 de noviembre de 2025
La historia de Newton se resume en esta única línea: Una vez estuve perdido, pero ahora Él me encontró. Solo podemos ser hallados si sabemos que estamos perdidos; cuando nos damos cuenta de que hay un camino correcto, pero no estamos en él. Es entonces cuando tomamos conciencia de nuestra necesidad de ser encontrados. La verdad es que, sin Jesús, todos estamos perdidos. Estamos perdidos espiritualmente, aunque no lo estemos físicamente. La Biblia describe lo que significa estar perdido: 'Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia’ (Efesios 2:1-2). Cuando estamos perdidos, vivimos en pecado: las cosas malas que hacemos y que van en contra de la ley perfecta de Dios. No conocemos la diferencia entre el pecado y la justicia. No estamos siguiendo a Jesús, sino "los caminos de este mundo" en su lugar. El camino del mundo promete vida, pero sólo conduce a la destrucción y, en última instancia, a la muerte. Nadie que esté perdido puede estar en casa al mismo tiempo. Cuando estamos espiritualmente perdidos, no estamos viviendo en casa con Jesús. Jesús promete que el Padre y Él mismo hacen sus hogares con aquellos que los aman (S. Juan 14:23). La buena noticia es que se puede encontrar un camino. No tenemos que vivir fuera del hogar de Dios para siempre. No hay cerradura en la puerta. Pero, sólo podemos ser encontrados si alguien viene y nos encuentra. Por eso vino Jesús. En S. Lucas 19:10 dice: 'Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido'. Jesús busca y salva a los que están perdidos, guiando a cada persona a su hogar. Para que junto con John Newton, podamos cantar, Una vez estuve perdido, pero ahora Él me encontró.
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