
Es curioso como en la mayoría de las familias existen temas y aspectos que nunca se conversan y siempre se evaden. Estos asuntos son como “elefantes”. Imagina por un momento que estás en la sala de tu hogar con tu familia y justo en el centro se encuentre un enorme elefante, cada uno de los miembros se da cuenta de que está allí. Lo ven, lo sienten, pero nadie menciona su presencia, te suena de locos ¿no es cierto?
De forma similar resulta en un gran porcentaje de familias, en las que los temas difíciles de comunicar se pasan por alto, aunque estos sean tan notorios como un elefante en su sala.
Madelaine y Jhon son una pareja de esposos, los cuales tienen tres hijos, Carla, Samantha y Diego, todos cursan la preparatoria. Hace unos años, la familia perdió a su hijo menor en un accidente de tránsito. Fue una experiencia devastadora para todos, especialmente para Madelaine y Jhon. La pérdida de su hijo de cinco años significó una lesión tan grave que poco a poco, por no saber lidiar con la situación, acabó con su matrimonio. Ellos permanecían casados y bajo el mismo techo, pero solo por sus otros hijos, además dormían en habitaciones separadas cada noche.
Luego del incidente, la familia seguía reuniéndose para cenar y compartir, pero aunque estaban presentes en físico, sus corazones estaban en otro lugar. No estaba permitido hablar de lo ocurrido ni mencionar el nombre del niño.
«Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres«. Juan 8:31
No sé si esta historia se parezca a la tuya. Para esta familia, era muy evidente que algo andaba mal, los jóvenes sabían que sus padres no estaban bien, sabían que la familia estaba distanciada; Madelaine sabía que alguna de sus hijas estaba sexualmente activa pero se había tomado la decisión de evadir cada situación… esos elefantes permanecían escondidos, aunque todos los veían.
El final de esta historia es muy triste, ya que la familia se distanció aún más y cada uno tomó su camino, solo por permitir que los elefantes tomaran dominio de su hogar.
¿Cuál es el elefante o los elefantes que están en medio de tu familia?
No existe algo que lastime y deteriore más a una familia que evadir los problemas y guardar secretos. El enemigo acostumbra obrar en lo oculto, aprovecha estas situaciones para tener cautivas a las personas, causar aislamiento y rupturas.
Probablemente como autoridad en tu hogar, has estado evadiendo situaciones que requieren conversaciones importantes, y no has tenido la valentía de hablarlo y sacarlo a la luz. Puede que sea tu matrimonio, alguna pérdida, alguna discapacidad de un hijo, algún secreto familiar, tu situación financiera, la vida sexual de tus hijos, etc. Necesitas armarte de valor y pedirle a Dios que te de la capacidad para hablarlo y sacarlo a la luz, porque sino esto destruirá tu hogar sin lugar a dudas.
Dios desea que tengas una familia unida, maravillosa, que le ame y le sirva hasta el final de sus días, es tu responsabilidad cuidar de ella.

En cierta ocasión que hablaba sobre el uso de las redes sociales con un grupo de jóvenes, pregunté cuántos seguidores tenían. Una de las chicas dijo con mucho orgullo: ¡Tengo diez mil en tal red social! Luego de realizar un ejercicio que buscaba reconocer cuántos de esos seguidores realmente eran amigos, esta misma joven los pudo contar con una sola mano. ¡Su cara de desilusión era muy evidente! En la adolescencia y juventud se está construyendo la identidad y por lo tanto, la opinión de los pares es muy importante. La suma de me gustas, seguidores, suscriptores, amigos o comentarios, se convierte en prioridad. Vivir un tanto aislados del mundo adulto y sus reglas son un deseo interno. Las influencers invitadas de hoy, no se movieron por el deseo de impactar las masas ni por llegar más allá de su propio círculo. Loida y Eunice eran mujeres judías, abuela y madre de Timoteo uno de los seguidores más cercanos del Apóstol Pablo. El padre de Timoteo era griego (Hechos 16:1), culturalmente esto implicaba que tenía mucha influencia en la crianza, convicciones y creencias de su hijo, sin embargo la fe genuina de Loida y Eunice (2 Timoteo 1:5) calaron profundamente en los pensamientos, valores y acciones de Timoteo. ¿Por qué? Podemos rastrear una pista en 2 Timoteo 3:15: ¡Desde pequeño Timoteo sabía las Escrituras! Esto es un resultado que solo le podemos atribuir a la constancia, disciplina, amor y fe de una abuela y una madre. Pensemos en los obstáculos que estas dos mujeres debieron enfrentar para influenciar a Timoteo. Por un lado, desafiaron lo que culturalmente era aceptado como correcto, contrarrestaron todos estos valores paganos con las Escrituras teniendo un conocimiento profundo de las mismas. Además eran conscientes que el trabajo con una sola persona vale la pena. No pensaron en ser reconocidas sino en cumplir con fidelidad la misión que tenían por delante. Timoteo se convirtió al cristianismo en su juventud y llegó a ser uno de los más fieles y cercanos líderes y pastores que trabajó al lado del Apóstol Pablo. Su influencia pudo tocar la ciudad de Éfeso, por todo eso, no es de extrañar la relevancia de Timoteo. Mencionado seis veces en Hechos, diecisiete veces en las epístolas paulinas, y una vez en Hebreos. Es evidente que tuvo una importancia histórica a los ojos de Pablo. Loida y Eunice jamás llegaron a imaginar que sus lecturas diarias de las Escrituras a su querido Timoteo tendrían tal trascendencia. Ellas tocaron la mente y el corazón de uno. Él tocó a muchos. Un verdadero influencer es fiel con la misión de vida que tiene. No se basa en las multitudes para medir su éxito sino en la constancia, disciplina y entrega de su cotidianidad. Para un verdadero influencer cada persona vale porque cada persona vale para el reino. Un verdadero influencer tiene un conocimiento profundo de las Escrituras, ha construido su cosmovisión de la vida y del mundo a partir de una revisión consciente de las mismas. Jesús es un modelo extraordinario de equilibrio entre masas e individuos, por las primeras demostró compasión en acción; a los segundos les respondió sus preguntas, fue hasta sus casas, compartió tiempo, les enseñó de acuerdo a su necesidad, les dio instrucciones. Por los dos dio su más grande prueba de amor: su propia vida. Reflexión: Cuando piensas en influenciar a otros, ¿tienes como medidor la cantidad de personas o la fidelidad a la misión que se te encomendó? Piensa en un amigo cercano, un compañero o un hermano menor, ¿cuál crees que es la más grande influencia que has dejado en su vida?

Un trágico accidente aéreo sacudió a Estados Unidos el martes 4 de noviembre de 2025, cuando un avión de carga de UPS Airlines, identificado como el vuelo 2976, se estrelló pocos minutos después de despegar del Aeropuerto Internacional Muhammad Ali en Louisville, Kentucky. La aeronave, un McDonnell Douglas MD-11F con destino a Honolulu, presentó una aparente falla en el ala izquierda, que rápidamente provocó un incendio y una explosión en pleno ascenso. Testigos reportaron una enorme bola de fuego y una fuerte onda expansiva que se sintió en zonas industriales cercanas al aeropuerto. El siniestro dejó al menos siete personas fallecidas, entre ellas los tres tripulantes, y once heridos, varios de ellos en condición crítica. Las autoridades locales emitieron una alerta de refugio en el lugar (“shelter-in-place”), mientras los bomberos y equipos de rescate trabajaban durante horas para controlar las llamas y recuperar a las víctimas entre los restos calcinados. La explosión también afectó varios edificios industriales y vehículos estacionados en la zona. El gobernador Andy Beshear calificó la escena como “devastadora” y expresó sus condolencias a las familias afectadas. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) y la Administración Federal de Aviación (FAA) ya se encuentran investigando el hecho, y no se descarta una falla mecánica severa en uno de los motores como causa principal del accidente. Mientras tanto, las operaciones del aeropuerto fueron suspendidas temporalmente y UPS anunció su plena cooperación con las autoridades. Este desastre aéreo, uno de los más graves en la historia reciente de Kentucky, ha reavivado el debate sobre la seguridad en aeronaves de carga y los protocolos de mantenimiento que estas compañías deben cumplir para prevenir tragedias similares.

He conocido muchos jóvenes que tienen grandes luchas con un pasado lleno de heridas, tristezas y que les causa vergüenza. Aun he hablado con otros que su propio presente no les permite levantar su mirada y verse como amados y aceptados por el Padre. El sentido de insuficiencia, de culpa y de desprecio son los visitantes nocturnos de sus pensamientos. La verdadera influencer de hoy también batalló con estas emociones. Su vida como mujer estuvo marcada por el desprecio, la soledad, el abandono, la tristeza, el rechazo y un sentido de no poder alcanzar ser suficiente para nadie. Los días de la mujer samaritana transcurrían entre las sombras de la noche y el calor implacable del mediodía. Su deseo más profundo era invisibilizarse para no ser objeto de la crítica y el desprecio de la comunidad. Nunca pensó en ser vista y admirada, ni en tener seguidores, ni en liderar, ni en influenciar. Lo único que quería era sobrevivir y encontrar un poco de calma para su alma sedienta. Su encuentro con Jesús en el pozo de Jacob marcó el inicio de una nueva temporada, la noche oscura del alma estaba por terminar y le daba paso a los pájaros cantores que anunciaban una hermosa primavera. Jesús, el Verdadero Hombre, que no la miraba como objeto de deseo sino con los ojos de amor y gracia, le estaba ofreciendo el agua viva que calmaría su sed más profunda. Al beber de ella, la mujer samaritana pudo reconocer su propia realidad, ya no desde una mirada de culpa y vergüenza sino desde las nuevas posibilidades que se le estaban abriendo. Esta mujer que se ocultaba de la aldea, luego de su encuentro con el Mesías decide que su vida, aunque tormentosa, dolorosa, indigna; puede traer vida a otros. Ya no se ocultará más, ya no silenciará su voz en el mercado, ya no cambiará de lado al caminar, ya no irá al pozo a la hora que nadie lo visita. Ahora es capaz de levantar su voz y decir: Vean a este extranjero, ha descubierto todo mi pasado ¿No será el Mesías? Y sin quererlo, sin buscarlo, sin desearlo, se convierte en una influencer para todos los que alguna vez la despreciaron. Juan capítulo 4 relata que muchos samaritanos creyeron en Jesús como el Salvador del Mundo porque esta mujer se atrevió a levantar su voz. Un verdadero influencer es capaz de salir de la sombra de su pasado o de su presente, acudir a la fuente de vida y con su testimonio convertirse en fuente de agua para otros. Un verdadero influencer también busca el bienestar de su territorio siendo agente de mediación y de reconciliación entre ellos y con el Salvador del Mundo. Al igual que la samaritana, Isaias 40 nos relata de la condición de pecado de Judá, pero también anuncia que su tiempo se ha cumplido y su pecado perdonado (Is. 40:1). Ahora, el llamado es a subirse a un monte alto, levantar fuertemente su voz sin temor y decir: Aquí está su Dios (Is. 40:9). Nuestro pasado, cuando se encuentra con la gracia y el amor del Señor, se convierte en tarima para anunciar buenas noticias de salvación. Reflexión: ¿Sientes que aún estás luchando con sentimientos de culpa y vergüenza por tu pasado o por acciones de tu presente? ¿Qué te impide levantar tu voz y ser un testimonio vivo de tu encuentro con el Agua de Vida? Si tuvieras la posibilidad de tener una gran audiencia necesitada de conocer al Salvador del Mundo, ¿qué dirías de tu encuentro con él?

El arte, y especialmente la música, es uno de los más grandes canales de influencia en nuestros días. Los cantantes con sus ritmos y letras llenan de ideas las mentes de los más jóvenes. ¡Y toda idea tiene consecuencias! La mujer como objeto, la deshonestidad, el afán por la fama y la fortuna, la deshonra a las figuras de autoridad, el sexo sin ningún tipo de límites, el placer por el humor con doble sentido y lo vulgar, vivir el presente sin pensar en el futuro. La música está influenciando y discipulando a la nueva generación. El verdadero influencer invitado de hoy es David. Él es un ingenioso militar, político estratega, líder de los desechados, profeta apasionado, pero también músico, compositor, arreglista e inventor de instrumentos. La vida musical de David se remonta a su niñez cuando, por su labor pastoril, pasaba el tiempo libre tocando el arpa y llenando su espíritu de las melodías que salían de ellas. Podemos imaginar a este adolescente que al defender su rebaño de osos y leones, encontraba en la música su lugar seguro de descanso y reposo, su lugar de conectarse con su Señor. La música estuvo relacionada con David durante toda su vida y llegó a impactar la identidad y cultura de su nación hasta nuestros días. Las letras de los Salmos están cargadas de sus experiencias, lo podemos retratar en el Salmo 23 en su hermosa relación con El Pastor; el Salmo 57 nos adentra al clamor de David pidiendo protección cuando huye de Saúl y se esconde en una cueva; el Salmo 18 es un canto de victoria por haber sido librado de sus enemigos y el Salmo 51 es el dramático cántico donde abre su corazón y expone su pecado. ¿Por qué estas canciones nos siguen inspirando hasta el día de hoy? ¿Qué hace que toquen nuestro corazón y nos muestren nuestras propias luchas, pecados y realidades? ¿Por qué seguimos viendo en ellas al Dios misericordioso que David conoció? Hay muchas razones, sin desconocer la gran relevancia que tiene el libro de los Salmos por ser parte de la Palabra revelada, también registran vivencias con las que todos nos podemos identificar. En David vemos el alma desnuda de un músico sensible que sin escudos ni máscaras nos muestra la montaña rusa de sus días y noches, pasamos de un grito de alegría a un clamor desgarrador, de la seguridad de la presencia de Dios a la pregunta ¿por qué me has abandonado?, de la confianza de la oración respondida al ¿hasta cuando me ignorarás?. La segunda razón, es que Dios usa todas estas experiencias para revelarse y para que David llegue a un conocimiento más profundo de él mismo. Muchos de los influencers de hoy son expertos en maquillar sus vidas mostrando solo el lado agradable, feliz y exitoso. Sin embargo, un verdadero influencer es aquel que tiene la virtud de la transparencia y la honestidad frente a todos sin importar que sea una figura pública o de gran liderazgo. La Madre Teresa de Calcuta dijo “La honestidad y la transparencia te hacen vulnerable. De cualquier forma, sé honesto y transparente”. Un verdadero influencer también es capaz de reconocer en las experiencias vividas un gran potencial de la pedagogía de Dios revelada en quién es él y quienes somos nosotros. Reflexiona En tu posición de influencia ¿qué lugar ocupa la honestidad de tus acciones y pensamientos ante los demás? Si pudieras escribir una canción sobre alguna experiencia significativa de tu vida ¿cuál sería? ¿Qué aprendiste sobre ti mismo y sobre Dios en esa experiencia?

Quienes se dedican a la industria del marketing digital, entre ellos los influencers, siguen de cerca resultados como la cantidad de seguidores, el número de visualizaciones, me gustas, y comentarios. Los influencers que conocemos, vemos, escuchamos y seguimos, generan confianza y admiración porque son expertos en algún tema o porque simplemente llevan un estilo de vida que parece ser todo lo que hemos soñado. Influencers según el diccionario de la Real Academia Española es “una persona con capacidad de influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales” por su estilo de vida, valores o creencias. Sin embargo, aunque parezca ser una profesión nueva y un vocablo que está de moda, los influencers han existido siempre. En las Escrituras encontramos verdaderos Influencers, jóvenes con carácter que impresionan por su valentía y logros en medio de circunstancias de vida particularmente difíciles. Iniciamos entonces una serie donde consideraremos por qué, cómo, dónde y cuándo llegaron a convertirse en ejemplo y ser personas con capacidad de influenciar a los demás. Revisaremos, además, algunos obstáculos que debieron vencer, el carácter que mostraron y el legado que trascendió a su propia historia. Así que comencemos nuestra aventura por siete días con siete grandes personajes que fueron verdaderos influencers. El primero de ellos es Daniel, un joven que vivió muchos retos en medio de condiciones no tan favorables. Daniel fue desplazado por la violencia a mano de Nabucodonosor, Rey babilónico. Como desplazado vivió sentimientos de desarraigo, dolor, frustración, sentido de pérdida por su nación, su templo y su familia. Llega al imperio junto con sus amigos, una gran metrópoli nunca imaginada, con todos los atractivos para que cualquier joven pueda quedar atrapado, deslumbrado, doblemente perdido. Daniel y sus amigos son escogidos por Aspenaz, el jefe del Estado Mayor, para recibir educación superior. Los criterios de selección eran ser de buena familia (nobleza), estar sanos, fuertes y ser bien parecidos. Hasta este momento Daniel no se diferencia de los influencers de la actualidad, registrar bien en cámara, ser atractivos, saludables, interesantes. Sin embargo, pronto debe demostrar que es más que una cara linda proveniente de una cuna de oro. Su primera prueba de carácter tiene que ver con su identidad y convicciones. A pesar de que debe aceptar la comida sacrificada a los ídolos,“(...), Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y vino dados por el Rey” (Daniel 1:8b). Podría haber tomado el camino fácil a un ascenso ganando la voluntad de sus superiores, pero demostró valentía al negarse a una orden oficial, convicción al no participar de esta comida que iría en contra de sus creencias y firmeza al decidir ser leal a su identidad como judío monoteísta, es decir adorar a un solo Dios. Esta fue la primera acción de Daniel que lo llevó a tener “seguidores”, la corte real quedó asombrada no solo con los resultados de la dieta propuesta, (solo agua y verduras) sino seguramente por su firmeza al defender sus convicciones. Un verdadero influencer es mucho más que apariencia, tiene un carácter que construye día a día con decisiones acertadas bajo la tutela de sus principios y la lealtad a su Dios. Luego de esto vemos a un Daniel, que después de tres años en la universidad más pagana y secular de su tiempo, se mantiene firme. Prueba tras prueba sale a relucir su carácter y luego en su edad madura llega a uno de los cargos con mayor influencia en el imperio. Un verdadero influencer no es resultado de un video viral, es la construcción de una vida dirigida bajo los principios divinos y que con su educación, compromiso, valentía y lealtad da lo mejor que tiene al servicio del lugar donde se encuentra. Daniel demostró lo que dijo en alguna oportunidad el expresidente francés, Charles de Gaulle “El carácter es la virtud de los tiempos difíciles”. Reflexiona ¿Qué dificultades o pruebas has tenido últimamente que pueden ser parte de la agenda de Dios para la formación de tu carácter? Piensa en dos o tres principios que gobiernan tú vida, ¿dónde los adquiriste?, ¿por qué son tan valiosos para ti?

Los creyentes conocemos la oración, aún los que no creen la consideran como algo bueno. Sin embargo, la oración sólo es posible por la obra de Cristo. Él allanó el camino para que pudiéramos relacionarnos de nuevo con Dios. Y este enorme privilegio, debería ser algo más que una tarea, o un deber. Debería ser un placer y una costumbre (no un costumbrismo). La oración constante nos mantiene en dependencia de Dios. Que es justo lo que necesitamos. Sin esa dependencia, el creyente empieza a ser influenciado con fuerza por otras cosas más que por Dios. La oración abre puertas. Golpea al enemigo en su tarea por destruir almas y permite que la predicación del evangelio alcance a muchos. La oración es posible por medio de Jesús. Jesús también se dedicaba a la oración. ¿Cuánto más nosotros? La oración nos ayuda a ver a las personas como Dios las ve. Nos conecta con su esencia:el amor. Nos empuja y nos sensibiliza para que amemos a los demás. Aunque no lo merezcan, aunque no lo pidan, aunque no lo acepten. La oración nos cambia a nosotros, por medio de las circunstancias. La oración mantiene a la Iglesia unida entre sí, enfocada en la misión y conectada a la cabeza: Cristo.

El ser humano, por más que tratemos de demostrar lo contrario, ha sido creado. Y creado, además, a imagen y semejanza de nuestro creador: Dios. Somos las únicas criaturas de quien se puede decir esto. Sin embargo, la naturaleza de pecado heredada distorsiona esa imagen de Dios en nosotros, como un espejo ondulado, o roto, devuelve una imagen trastocada, desenfocada. Precisamente la obra regeneradora de Cristo en nosotros, al salvarnos, al sustituirnos y al resucitarnos, nos “viste” con una naturaleza nueva, o más bien, con la naturaleza original con la que fuimos diseñados. Esa naturaleza original, nueva, recién estrenada cuando aceptamos a Jesús como Señor, produce en nosotros acciones, pensamientos y relaciones acordes a las que produce Dios mismo. Porque volvemos, de nuevo, a ser semejantes a Él. Nuestra visión de los demás, nuestra forma de pensar, o de hablar cambia; nuestra creatividad fluye, perdonamos, escuchamos, consolamos, enseñamos, amamos. Sin embargo, esta nueva naturaleza está estrechamente ligada al gobierno de Cristo sobre nosotros. Y Cristo, según vemos en su Palabra, es la cabeza de la Iglesia. No del creyente, de la Iglesia. El creyente no es un cuerpo autónomo e independiente, sino un miembro útil y válido, sea grande, pequeño, vistoso o escondido. Nuestra nueva naturaleza se manifiesta de dentro hacia afuera. Primero en nosotros mismos, luego en el cuerpo del que somos parte, la Iglesia, y por último en la sociedad. Y así, la esencia del amor permanece en nosotros, si permanecemos en Cristo.

Vivimos en la era del conocimiento y de las emociones. De las ciencias, las ideologías, los sentimientos. Vivimos en una sociedad altamente humanista. Se exalta al ser humano por sus capacidades, de pensar, de razonar y de sentir. De construir y de inventar, y la Iglesia debe tener mucho cuidado de no caer en esta tendencia humanista. Hay una verdad que late fuerte en la Palabra de Dios y se aclara en nosotros cuando conocemos a Cristo: el ser humano sin Dios está muerto. La salvación es un milagro, un acto sobrenatural, que escapa a todo razonamiento humano, que huye de emocionalismos y que sólo puede entenderse mediante el conocimiento personal de Cristo. No es algo irracional, de hecho está fundamentado en parámetros legales altamente racionales: nacemos condenados, la culpa pesa sobre nuestras espaldas porque en nosotros está el germen del pecado, que brota irremediablemente y nos aleja de Dios, nos conduce hasta la muerte, pero la muerte del cuerpo, porque el espíritu nace muerto ya. Sólo hay una forma de ser declarados libres, de evitar la pena de muerte. Pagar el precio. ¿El problema? Nadie tiene suficientes riquezas, ni una vida suficientemente perfecta, ni el poder para pasar de muerte a vida. Nadie excepto Jesús. Pero debe ser voluntario, no puede ser a la fuerza. Y de nuevo, Jesús. No sólo nos liberta de una muerte inminente, resucita nuestro espíritu. Y he aquí el milagro. Y en este punto es donde la sociedad difiere. La resurrección. Los milagros. La fe. Todo lo que el ser humano no puede explicar o demostrar. La mayoría de sucesos tienen explicaciones naturales. Pero, ¿no es acaso la naturaleza y su curso un milagro en sí? Cada proceso natural proviene de un suceso sobrenatural: la vida. Y la vida, el inicio de ella, solamente tiene un autor: Cristo.

Antes de Él, no había nada. Él creó el universo. Pero, ¿no fue Dios? Él es Dios. Él es el único modo de conocer a Dios. Él es Dios hecho hombre. En el Génesis, Jesús ya era. El apóstol Juan lo dice: “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio”. Algunos creen que Jesús es un siervo más de Dios. Como los ángeles, como los profetas. Pero Jesús no es un ser creado. Es el ser Creador. Él es la segunda persona de la trinidad. En Él está la divinidad. Cuando estuvo en la tierra, sujetó su divinidad, por amor, para cumplir su propósito: la salvación de la humanidad. Tal vez nunca podamos entenderlo del todo, al menos no mientras nuestra mente esté limitada, aquí en la tierra. Pero en el cielo, todo tendrá sentido. De momento sólo necesitamos entender esto: Cristo es Dios, en Él habita la plenitud de Dios. En Cristo tú y yo estamos completos, porque Él nos completa. No nos falta nada porque Él lo llena todo. Dios mismo se acerca a su propia creación. Porque Él no “tiene” amor. Él es amor. La esencia de Dios es el amor. Nuestra esencia es irremediablemente el amor, si Cristo es nuestra “cabeza”. Si de verdad le hemos cedido las riendas de nuestra vida a Cristo, entonces no podemos ser escasos en amor. Y es a través de ese amor, el amor de Cristo en nosotros y a través de nosotros, que vamos a conquistar el mundo entero. Porque el amor de Dios es poderoso, es feroz, es eterno, como las garras de un león, atraviesa el corazón humano, no para destruirlo, sino para restaurarlo.




