El pesimismo es la inclinación de ver el peor lado de las cosas y situaciones. Una persona que es pesimista es aquella que juzga las cosas desde su criterio más negativo o desfavorable.
Estas personas crean en sus mentes los peores escenarios posibles y se convencen de que nada de lo que hagan puede ayudarles a mejorar, por lo que no logran avanzar en ningún área.
Se consideran a sí mismos como «realistas», por lo que creen tener la verdad absoluta y contemplan la vida desde un ángulo muy oscuro. «Los pesimistas ven el vaso medio vacío».
La mayoría se escuda tras la frase «yo soy así», «esa es mi manera de ser», pero ¿realmente es necesario ver la vida como algo negativo?, o ¿es posible vivir esperando siempre lo mejor?.
El pesimismo es contagioso
Se debe tener cuidado cuando hay alguien pesimista en el entorno, ya que este tipo de conducta resulta ser semejante a un virus contagioso.
La persona pesimista va intentar a toda costa que otros entiendan su punto de vista y que lo compartan. Por ello se expresa con frases como: «Para que lo intentas si no vas a lograrlo», «no eres bueno para eso», «olvídalo no tiene caso».
El pesimista es como el necio, ya que ambos están aferrados a ideas equivocadas. Lo mejor es alejarse de personas que puedan llegar a transmitir este tipo de conducta porque la Biblia advierte que quien se junta con personas necias tendrá consecuencias.
Lo que piensas de ti, «eso eres»
Si alguien cree que no puede hacer algo, se considera incapaz y piensa que algo saldrá mal, su cerebro va procesando esa información y como resultado convierte esos pensamientos en una realidad.
La Biblia llama al creyente a pensar en todas las cosas que son buenas (Filipenses 4:8). Una persona pesimista no puede pensar bien de sí mismo ni de los demás por lo que refleja que siempre está a la expectativa del mal.
«Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo», Proverbios 23:7.
Lo opuesto al pesimismo es la esperanza, y la Biblia es un libro que trae este sentir (Salmos 119:105). Por lo cual, el mejor remedio para dejar de ser pesimista es escudriñar la Palabra del Señor y pedirle a Dios en oración que renueve su mente y que le ayude a confiar en Él.