
La historia comienza ubicando al lector en una aldea, Betania, donde viven dos hermanas, Marta y María. El núcleo familiar constituido por María, Marta y Lázaro, era visitado por Jesús con frecuencia. Toda vez que visitaba Betania, se detenía en la casa de ellos, ya que les unían grandes lazos de amistad. El autor del libro recuerda a los lectores que María en una ocasión anterior había derramado un perfume muy costoso sobre el Señor y lavado sus pies con sus cabellos. Esta mención es un ejemplo de que toda acción positiva que hacemos, cada día, está siempre presente en la mente de Dios. Nuestro Padre celestial no se olvida del bien que hacemos y a su tiempo cosecharemos el fruto de nuestras acciones, sea en este siglo o en el venidero.
Lázaro enferma y las hermanas envían un mensajero al Señor para notificarle de la enfermedad de su hermano, en especial, porque saben que él ama mucho a Lázaro. En este pasaje la palabra griega corresponde al amor filial, al amor que existe entre los miembros de una familia. En otras palabras le estaban diciendo, Lázaro, al que amas como a un hermano, ha enfermado y se ve muy mal.
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. (versos 4-6)
Cuando los mensajeros traen la noticia a Jesús, él inmediatamente les indica que esta situación difícil que atraviesa Lázaro no es para muerte. Es una situación donde Jesús mostrará que es el Hijo de Dios y a través de ello dará gloria a su Padre. El autor vuelve a indicar que Jesús amaba a todos los miembros de esta pequeña familia. No importa cuan pequeños seamos, Jesús nos ama. El Señor no se puso ansioso, no se desesperó ni angustió. Al contrario, confiado en que tenía control sobre la situación, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. ¿Qué desilusión para los mensajeros? Posiblemente, ellos esperaban que Jesús saliera corriendo para la casa de Lázaro, sin embargo, decidió quedarse dos días más donde estaba. Son muchas las instancias donde lo que esperamos que Dios haga no es lo que él entiende que debe hacer; puesto que no es lo mejor. Hay situaciones que nos producen mucha tristeza y quizás angustia, sin embargo son para la gloria de Dios. Tenemos que aprender a confiar en que Dios tiene cuidado de nosotros y que a su debido tiempo intervendrá y proveerá para resolver la situación difícil en la que nos encontremos.
Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. (versos 11-15).
Pasados los dos días, Jesús decide ir a la casa de Lázaro. En este momento ya Lázaro ha muerto y Jesús dice a los apóstoles que va a despertarlo. En este contexto Jesús no se refiere al sueño sino a la muerte física; donde el alma se separa del cuerpo físico. Jesús dice a los apóstoles que se alegra por ellos, de no haber estado cuando Lázaro convalecía. ¿En que sentido se alegra por ellos? Si hubiese estado allí, lo habría sanado y Lázaro no habría muerto. Este milagro de sanidad no les habría impactado mucho puesto que sería uno más de los que ya había realizado. Sin embargo, levantarlo de su tumba, cuatro días después de muerto, haría un huella inolvidable en la vida de los que presenciaron el evento y en especial en la vida de los discípulos. ¿Quién es este que ni aún la muerte lo puede detener? La resurrección de Lázaro sería un evento que solidificaría la fe de los apóstoles; evento que apuntaría hacia la realidad de que Jesús es el Hijo de Dios.
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. (versos 17-22)
La casa estaba llena de gente puesto que todos amaban mucho a esta familia. Marta sale al encuentro del Maestro y le dice “Señor si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto.” Posiblemente, algunas personas pensaron que había llegado muy tarde. El cuerpo de Lázaro había iniciado su proceso de descomposición. Pero, ¿llegó tarde el Señor? La respuesta es simple y sencilla, no. Él estuvo y estaba con la familia en todo el proceso de la enfermedad y muerte de Lázaro. Por esta razón, cuando le fueron a dar la noticia, el dijo, “No es de muerte sino para la gloria de Dios”. ¿Cuántas veces hemos llegado a pensar que no está? Sin embargo, nos está guiando paso a paso. Marta reconoce que si Jesús hubiese estado presente físicamente, Lázaro no habría muerto. Luego declara con toda seguridad “pero aún así estoy convencida de que todo lo que le pidas a Dios te será concedido”. Que convicción profunda tiene esta mujer.
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. (versos 23-27)
En Juan 5:29, el apóstol indica que hay dos resurrecciones; “los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida (primera resurrección); mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación (segunda resurrección)”. La primera resurrección comienza en el rapto de la iglesia y termina al final de la gran tribulación. La segunda resurrección ocurre al final del milenio, donde los que no creyeron a la verdad, serán separados de Dios por toda la eternidad. Jesús dice a Marta, no me refiero a la primera resurrección, me refiero a que “Yo soy la vida” y por tanto, él resucitará ahora, porque así lo deseo. Ningún ser humano ha dicho cosa semejante, sólo el Hijo de Dios tiene autoridad para hacerlo. Varios escritores, entre ellos C.S. Lewis, han señalado que para hacer declaraciones como la anterior, y de hecho hizo muchas de este tipo; Jesús tenía que ser el Hijo de Dios, de lo contrario, sería un mentiroso, un manipulador y por consiguiente un mal maestro. Sin embargo, su nacimiento sobrenatural, su ejecutoria perfecta durante sus 33 años de vida y su resurrección de entre los muertos indica que él es en verdad el Hijo de Dios. Luego el Señor hace una promesa para nosotros “todo el que vive y cree en mí, no morirá eternamente.” Esta es la promesa de vida eterna que Dios nos ha hecho. Jesús le pregunta ¿lo crees? Y ella le contesta, sí tú eres el Hijo de Dios.
Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. (versos 30-36)
Marta avisa a María, y ésta fue a ver al Maestro que todavía no había entrado a la aldea. Y cuando llegó a donde estaba se arrodilló llorando y dijo “Señor si hubieras estado aquí mi hermano no habría muerto.” Ambas, Marta y María estaban convencidas de que si Jesús hubiese estado con ellos, Lázaro no habría muerto. Esta familia estaba convencida de que Jesús sanaba a los enfermos, no importa cuán compleja fuera la enfermedad. Cuando Jesús vio llorando a María, junto a los judíos que vinieron con ella, que también lloraban, se conmovió profundamente en el espíritu, se entristeció y lloró. Las lágrimas de Jesús fueron reconocidas como fruto del amor que tenía por la familia y por Lázaro. El Maestro ama a sus discípulos y se entristece cuando los ve sufrir como en esta ocasión.
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera? Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. (versos 37-46)
La gente decía ¿No podía éste, que abrió los ojos del ciego, haber evitado también que Lázaro muriera? Claro que sí, esa fue la posición que sostuvieron Marta y María. Jesús dijo: Quitad la piedra. Marta, hermana del que había muerto, le dijo: Señor, ya hiede, porque hace cuatro días que murió. Esta declaración se puede interpretar como que en el momento de la verdad, Marta tuvo duda. Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? Jesús no la trata con reproches, por el contrario, le recuerda lo que ya le había dicho, si crees en mí verás la gloria de Dios. Jesús alzó los ojos a lo alto, y dijo: Padre, te doy gracias porque me has oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que me rodea, para que crean que tú me has enviado. Jesús no tenía que decir nada, sólo tenía que ordenar; Lázaro ven fuera. Sin embargo, conociendo la debilidad de los presentes, habló al Padre para recordarles que fue él quién lo envió y por consiguiente, siempre lo escucha y apoya.
Jesús siempre llega en el momento adecuado para edificar y aumentar la fe, no de unos cuántos, sino la de muchos. “Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.”

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. —1 Juan 4:7 RVR De niña, una de mis cosas favoritas era escuchar las historias de fe que mi padre compartía con nosotros. Siempre me asombraba ver cómo el poder y la fidelidad de Dios se habían manifestado en su vida. Era muy alentador para mí ver cómo su amor por Jesús se hacía evidente en la forma en que amaba y servía a los demás. Ahora, mientras desarrollo mi propia relación con Jesús, he tenido el privilegio de servirle y ser testigo del impacto de compartir su amor con otros. En 1 Juan 4:7, el apóstol Juan dice: “Queridos amigos, amémonos unos a otros”. Esto nos recuerda que fuimos llamados a amar porque conocemos a Dios. Cuando amamos, seguimos el gran mandamiento, “‘Ama al Señor tu Dios con todo tucorazón, con toda tu alma y con toda tu mente (...) Este es el primero y el más importante de los mandamientos” (Mateo 22:37–38) Se nos instruye entonces: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (v. 39). Servimos y amamos a Dios sirviendo y amando a su pueblo. ¿Cómo servimos a los demás? Una manera de hacerlo es mostrar la misma compasión y gracia que Dios nos muestra cada día. Esta gracia y compasión es un don maravilloso para compartir con los demás y les muestra la luz de Cristo (Juan 8:12). Daniela Calveti ¿Con quién puedes compartir el amor de Dios esta semana? ¿En qué áreas puedes servirle a Dios en tu iglesia, tu comunidad o en tu trabajo? Querido Dios, gracias por el amor que Tú me has dado. Que mi vida refleje tu gracia. Por favor ayúdame a ver a los demás como tú, con una lente de amor y compasión. Lléname con tu Espíritu Santo para servir con un corazón dispuesto. Usa mis palabras y acciones para glorificarte y acercar a otros a ti. Amén.

Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén. —2 Corintios 1:20 RVR Al crecer como hijo de un misionero, vi en primera persona lo que significaba confiar en las promesas de Dios. Mi padre y mi madre dedicaron sus vidas a compartir el evangelio, e incluso cuando las cosas se pusieron difíciles, su fe nunca flaqueó. Vivían con la profunda convicción de que Dios sería fiel, costara lo que costara. El pueblo de Israel sabía lo que significaba esperar en las promesas de Dios. Durante siglos, anhelaron al Salvador. Isaías profetizó su venida (Isaías 7:14). Miqueas predijo su lugar de nacimiento (Miqueas 5:2). Entonces, un día, en una sinagoga, Jesús desenrolló el rollo de Isaías y declaró: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros» (Lucas 4:21). La espera había terminado. Pero ¿y cuando esperamos y nada parece cambiar? ¿Cuándo las dificultades persisten y las oraciones no parecen recibir respuesta? Aférrate a esto: Dios es fiel. Todas las promesas del Antiguo Testamento se han cumplido en Cristo Jesús (2 Corintios 1:18–22). Si Dios puede cumplir más de trescientas profecías, puede ayudarte en tus luchas. E incluso aunque las dificultades no terminen en esta vida, Dios promete la salvación a través de Jesús, del dolor y las luchas que el pecado ha provocado en este mundo. Si Dios cumplió su palabra al enviar a Jesús, también la cumplirá contigo. Marcos Witt ¿En qué área de tu vida necesitas acordarte de que Dios es fiel? ¿Cómo puedes recordar hoy que Jesús es el cumplimiento de todo lo que Dios ha prometido? Dios, gracias porque, en Jesús, veo el cumplimiento de tus promesas. Por favor, ayúdame a confiar en tu fidelidad, aun cuando persistan las dificultades. Amén.

Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca. —Éxodo 13:17 RVR ¡Libertad! Este versículo de Éxodo nos habla del día donde el pueblo de Israel vivía lo que había soñado durante 400 años: Libertad. Sus pies cruzaban fronteras desconocidas, dejando atrás el lugar donde habían sido esclavos, Egipto. Sin embargo, Dios eligió guiarlos por el camino largo, el que iba a través del desierto, porque si tomaban el camino corto, terminarían regresando a Egipto ya que aún no estaban preparados para las batallas que podrían encontrar. Dios dijo: “Si se les presentara batalla, podrían cambiar de idea y regresar a Egipto” (Éxodo 13:17). Esto nos enseña acerca de la fidelidad de Dios y Su sabiduría en guiar a los israelitas y a nosotros. Su amor perfecto no solo te conducirá a una libertad temporal, sino a una completa y duradera. “Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres” Juan 8:36 NVI. Aunque tu realidad actual parezca estar lejos de la tierra prometida o te sientas perdido en el desierto, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob siempre estará contigo (Juan 14:16). Puede que nos tome generaciones y generaciones en ver cumplida la promesa, como les ocurrió a los israelitas para llegar a su destino; sin embargo, es nuestra responsabilidad recordarnos a nosotros mismos y a nuestros descendientes que Dios es verdaderamente fiel (1 Corintios 1:9). Diego Delima ¿Qué áreas de tu corazón o de tu mente necesitan libertad? ¿Cómo ves la guía de Dios en tu vida? Padre, elijo creer en tu amor fiel y en tu camino para mí. Aunque las cosas parezcan diferentes de lo que he imaginado, confío en que Tú estás haciendo una buena obra en mi vida. Tú cumplirás tu promesa sobre mi vida. Amén.

Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. —Génesis 17:7 RVR Recuerdo una época en la que todo en mi vida parecía desmoronarse. La música, que siempre había sido mi refugio, se convirtió en una fuente de frustración. Mis sueños se hundían y me cuestionaba si realmente estaba en el camino correcto. Fue en ese momento de incertidumbre cuando Dios me recordó su pacto con Abraham. Me di cuenta de que mi vocación no dependía de mis circunstancias, sino de Su fidelidad. Igual que sostuvo a Abraham, me sostendría a mí. En Génesis 12, Dios prometió a Abraham una tierra en la que se establecería, que su descendencia sería numerosa y que todas las naciones serían bendecidas a través de él. Dios prometió: “Haré de ti una nación grande, y te bendeciré…” (v. 2 RVR). Este pacto era para todas las generaciones de Abraham, incluidos nosotros. A través de Jesús, descendiente de Abraham, Dios cumplió su plan redentor. Cuando aceptamos el regalo de Dios, de Jesús como sacrificio por nuestros pecados, entramos en una nueva relación con Él, convirtiéndonos en parte de Su familia y herederos de Su promesa. Nos enfrentaremos a desafíos. Pero el pacto de Dios sigue siendo inquebrantable. Cuando surjan dudas, recuerda que Dios es fiel. Su amor y compromiso contigo no dependen de tus circunstancias, sino de Su carácter inmutable. Esta es una buena noticia para todas las generaciones. Travy Joe ¿A qué reto te has enfrentado o te enfrentas ahora? ¿Cómo puedes recordar hoy la fidelidad del pacto de Dios? Dios, gracias porque Tú nunca cambias. Por favor, ayúdame a confiar en Tu pacto eterno y a vivir cada día con la seguridad de que Tú nunca me abandonarás. Amén.

Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos. —Salmo 145:4 RVR Crecí en un hogar donde la fe en Dios era el centro de nuestras vidas. Mis padres me enseñaron a orar, a leer la Biblia y a confiar en Dios. No solo escuchaba lo que mis padres decían; también veía los principios de fe reflejados con su ejemplo en casa. Salmo 145:4 nos recuerda que la fe no es algo que debamos guardar para nosotros mismos, sino un legado que debemos transmitir. Estamos llamados a hablarles a nuestros hijos acerca del poder de Dios y sus maravillosas obras en nuestra vida. En nuestra cultura hispana, valoramos profundamente la familia y la herencia que dejamos a nuestros hijos. Compartir acerca de nuestro asombroso Dios y ser un testigo fiel para ellos es una herencia espiritual importante que tenemos el honor de dejarles. Dios nos ha llamado a ser puentes entre generaciones, asegurando que el fuego de conocer y seguir a Dios continúe ardiendo en los corazones de los que vienen detrás de nosotros. Se nos ha encomendado hablar “de tus obras poderosas y de la majestad y gloria de tu reinado [el de Dios]” (v. 12 NTV). Cómo vivamos hoy con Dios en el centro de nuestras vidas repercutirá en nuestros hijos y nietos. Y no se trata solo de nuestra historia. La mejor que podemos dejarle a nuestros hijos será la historia de Dios escrita a través de nosotros. Déjales un legado de fe. Josh Morales ¿Quién ha reflejado a Dios en tu vida a través de su forma de vivir? ¿Cómo transmites tu fe a la siguiente generación? Señor Jesús, gracias por la herencia de fe que yo he recibido. Por favor, ayúdame a ser un testimonio vivo de tu amor y a guiar a las generaciones futuras hacia tu verdad. Que mi vida refleje Tu fidelidad y que Tu nombre sea exaltado de generación en generación. Amén.

En medio de tanto pecado, Dios siempre quiere librarnos y protegernos. Hay varias historias bíblicas que nos muestran esta gran verdad, una de ellas es como Dios rescató a Lot y su familia de una ciudad llena de pecado y maldad. Otra historia es cuando Dios ordena a Noé crear un arca porque iba a enviar un diluvio a un pueblo lleno de maldad. La palabra nos dice que Noe halló gracia ante los ojos de Dios cuando la tierra estaba llena de maldad, pero Dios protegió a los que caminaban en rectitud. Con estos dos ejemplos bíblicos quiero ilustrarte que Dios siempre quiere protegernos, les dio protección a las familias de Noe y de Lot, aún en medio del pecado, del caos, Dios siempre quiere tenerte apartado para ÉL. ¡Qué lindo es terminar este devocional sabiendo que la protección de Dios es totalmente para mí y está disponible todos los días a todas horas! Ese es el amor de Dios, su cuidado y su protección para cada uno de nosotros. Así que no sólo eres amado, también eres cuidado y protegido por nuestro Dios. Oración: Dios gracias por ayudarme en mi debilidad, gracias por protegerme en medio de mi humanidad, te pido que me ayudes a estar en tu santidad. Amén.

¿A cuántos nos ha causado desesperación algún cambio en nuestra vida que no estaba planeado? Josué: un leal escudero de Moisés que pasa a ser su sucesor para ser el instrumento de Dios y así conquistar la tierra prometida. ¿Te puedes imaginar este gran cambio? Una noticia puede causar: dudas, miedos, incertidumbres, desesperación. Por lo general los cambios son así. Y estoy seguro de que en tu vida has tenido que enfrentar cambios, así como laborales, personales, amorosos y, eso no es fácil. Muchas veces los cambios causan dolor, causan tristeza, así como también causan mucha alegría o miedo. Pero la promesa de Dios es que en medio de nuestros cambios promete estar con nosotros. Él no nos va a dejar, no te va a abandonar, siempre estará contigo, a tu lado. ¿Te has sentido solo durante los cambios? Dios está ahí, es tiempo de cobrar ánimo y saber que su protección es grande y por eso incluye nuestra vida personal, nuestras batallas, nuestros cambios y el día de mañana veremos como Dios nos da protección para vivir en santidad. Oración: Dios guíame a tomar las mejores decisiones, y hoy oro para que tu protección pueda estar en cada cambio que vaya a haber en mi vida. Eres mi Padre que nunca me dejas solo. Gracias por cuidarme y amarme. Amén.

Una de las características que tiene una batalla es que posee un tiempo definido. Una batalla no es eterna, no es para toda la vida, tiene una fecha de caducidad. Dios promete estar con nosotros en medio de esas temporadas de nuestras vidas, sé que es difícil, sé que es cansado e inclusive doloroso en algunos momentos. Un personaje bíblico que todos conocemos es el rey David, él vivió muchas batallas, tanto físicas, como emocionales y espirituales. Este autor de muchos de los salmos que tenemos hoy en día escribe en el Salmo 46:1 que Dios es nuestro amparo y fortaleza, que es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Así que las batallas no dependen de nuestras habilidades o del lugar. Dependen del Dios tan grande que nos protege en medio de ellas. Si *estás* pasando por una batalla en tu vida, recuerda esto: No *estás* solo. En diferentes circunstancias hemos buscado pronto auxilio en otros lugares, medios o personas, pero debes de saber que el único lugar seguro es Dios. *Él* te da seguridad, *ánimo* y fortaleza en medio de la batalla. Oración: Dios ayúdame en medio de mis batallas, muchas veces me he sentido cansado y débil. Renueva mis fuerzas para poder triunfar y gracias por tu protección en medio de la batalla. Amén.

El cierre del gobierno de Estados Unidos de 2025 ocurrió debido a la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos en el Congreso sobre el presupuesto federal. El punto más conflictivo fue el nivel de gasto público, especialmente en programas de salud, ayuda internacional y subsidios sociales. Los demócratas insistieron en mantener los fondos para el programa de salud “Affordable Care Act” y otros beneficios sociales, mientras que los republicanos exigieron recortes profundos al gasto y mayor control del déficit. Al no aprobarse un proyecto de ley de financiamiento antes del 1 de octubre, el presupuesto expiró y el gobierno entró en “shutdown” o cierre federal, una medida que automáticamente suspende actividades consideradas no esenciales. Desde hace meses, las negociaciones entre ambas cámaras del Congreso se estancaron por diferencias ideológicas sobre el tamaño del gobierno y las prioridades de gasto. Además, la falta de consenso sobre cómo asignar fondos a temas como inmigración, defensa, salud y educación agudizó la confrontación. En términos prácticos, el Congreso no aprobó una ley de gastos a tiempo, lo que dejó sin fondos a la mayoría de las agencias federales.Si el cierre continúa, el impacto será cada vez más profundo. A corto plazo, más agencias federales podrían quedarse sin fondos, provocando demoras en beneficios como el Seguro Social, la asistencia alimentaria (SNAP) y la atención a veteranos. A mediano plazo, el país podría enfrentar rebajas en su calificación crediticia y menor inversión extranjera si los mercados perciben una falta de estabilidad fiscal. Las negociaciones en el Congreso seguirán en los próximos días, pero los analistas advierten que no hay señales de un acuerdo inmediato. Los demócratas presionan por un presupuesto equilibrado que mantenga los programas sociales, mientras los republicanos buscan imponer límites estrictos al gasto. Si el estancamiento se prolonga, el presidente Donald Trump podría enfrentar una fuerte caída en su aprobación y una creciente presión pública para intervenir directamente y negociar un compromiso bipartidista. En conclusión, el cierre del gobierno estadounidense no solo es un conflicto presupuestario, sino una lucha política por el rumbo del país. Las consecuencias económicas y sociales se agravan cada día, y el desenlace dependerá de la capacidad de ambas partes para alcanzar un acuerdo que permita reabrir el gobierno y restablecer la confianza de los ciudadanos.

¿Hay alguna área de tu vida en la que necesites la protección de Dios? Yo creería que sí, todos deseamos la protección de Dios en nuestra vida. Hay un personaje bíblico que siempre ha impactado mucho mi vida y este es Moisés. Vemos como desde su nacimiento Dios le ha brindado protección. Puedes leer su historia en Éxodo 2. Siendo niño, hermoso, es escondido porque el faraón había dado una orden en el capitulo anterior de que mataran todos los niños varones hebreos que nacieran y dejaran solo con vida a las niñas. Dios cuidó de él, lo protegió para que viviera, porque tenía un propósito y este era liberar a un pueblo de la esclavitud y guiarlos a la tierra prometida. No sé cuál es tu situación, pero si estás leyendo esto es porque Dios ha tenido cuidado de ti, y Dios quiere seguir cuidándote para seguir cumpliendo el propósito de ÉL en tu vida. Dios quiere cumplir sus promesas y tú debes estar confiado en que ÉL te dará su protección en cualquier lugar que necesites. Dios es un Dios de amor, que te cuida y protege porque eres especial. Has nacido para un propósito increíble. Oración: Toma unos minutos para pedirle a Dios por cada área en tu vida donde necesites protección, no sé por cual situación estas pasando, pero Dios tiene el control. Pide protección para tu vida. Amén.